Cómo alimentar a un loro en casa
La dieta es uno de los factores más importantes en el mantenimiento de la salud de un loro. Una dieta inadecuada puede ser la raíz de muchos problemas de salud tanto en aves mascota como en aviarios1,2.
Una buena alimentación es aquella que es equilibrada y que aporta todos los nutrientes necesarios: proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales y agua. Debemos tener en cuenta que cada animal tiene unas necesidades diferentes dependiendo de varios factores como la edad o la época reproductiva; pero es importante conocer las necesidades especiales que pudiera tener por la especie de ave que es.
Así, por ejemplo, un loris tiene unos requerimientos altos de energía y en la naturaleza se alimenta de néctar, polen, maná, ligamaza, lerp (sustancia pegajosa que producen las larvas de algunos insectos), insectos y frutas1, por lo que deberemos planificar su alimentación teniendo en mente estas necesidades características.
Durante muchos años a los loros en cautividad se les ha alimentado con una dieta prácticamente al 100% de semillas, por la creencia de que ésta es su dieta en libertad. No obstante, hay que pensar que hay muchas especies de loros que habitan diferentes continentes e islas y que han evolucionado en muchos climas diferentes con diferentes fuentes de alimentación1. La dieta de un loro salvaje incluye diferentes plantas y sus partes, así como invertebrados, y su dieta cambia con las estaciones y la disponibilidad de alimentos.
Una dieta exclusiva de semillas tiene un exceso de grasa y carbohidratos y es deficitaria en aminoácidos, calcio y otros minerales; así como deficitaria en varias vitaminas como la A, la D o la B12, por lo que, aunque una dieta a base de semillas pueda mantener la vida del animal, no es adecuada para la salud a largo plazo1,2.
La dieta que aquí se expone es aplicable a la gran mayoría de psitácidas adultas para cubrir sus necesidades, pero, de nuevo, debemos tener en cuenta la especie y otros factores como edad o la época reproductiva.
Según varios autores, la recomendación sería que se ofreciese un 80% de pienso extrusionado o pellets y un 20% restante de frutas y verduras2.
Hoy en día se comercializan múltiples marcas de pienso que puede adaptarse incluso al estado fisiológico, diferenciando entre pienso de mantenimiento o de alta energía, este segundo para animales con necesidades energéticas extras como la puesta, el crecimiento o una enfermedad. Es importante leer bien el etiquetado y la composición del pienso, pues hay piensos que tienen porcentajes muy altos de energía que se parecerían mucho a la que ofrece una dieta basada en mixtura.
En los casos en los en que se decida que la alimentación a base de pienso extrusionado no es correcta para un animal en concreto (por causas como la no aceptación del pienso por parte del animal o por causas referentes al propietario), deberíamos introducir una gran variedad de alimentos (frutas, verduras, cereales, legumbres…) con tal de reducir el porcentaje de grasa que estamos aportando a la dieta del animal. En estos animales en especial es importante tener un buen control médico para asegurarnos que no tiene ningún déficit nutricional.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que la alimentación de un ave no sólo implica la parte nutricional, también es importante el componente etológico, de este modo el comportamiento alimentario es una forma de estimar el estado de salud y bienestar de estos animales2. La cautividad impone restricciones en la expresión normal del repertorio comportamental y podemos observar comportamientos anormales como consecuencia de intentar lidiar con ambientes adversos2. Los psitácidos libres dedican un 90% de su tiempo diario activo al forrajeo y al acicalamiento, tanto de ellos mismos como a otros individuos. Como este comportamiento de forrajeo en libertad consume tiempo, la dieta de un ave debe ser alta en energía y tender a un porcentaje alto de grasa y proteína2. Si aplicamos esto a la cautividad, en esta situación de sedentarismo esta dieta los lleva fácilmente a la obesidad. Además, estos animales dedican gran parte de su tiempo en libertad buscando, adquiriendo y seleccionando los alimentos en función de sus preferencias para intentar balancear su dieta. Si se omite esta fase apetitiva ofreciendo exclusivamente una dieta a base de pienso extrusionado reducirá la diversidad del repertorio comportamental del loro.
La calidad del alimento y la expresión del repertorio comportamental normal ayudan a las aves a estar en buena salud tanto mental como física. Como los loros tienen la capacidad de seleccionar el alimento según la preferencia se ha observado que se puede descompensar la dieta. Los piensos formulados parecen la mejor solución a este problema junto con el aumento de las fuentes para el forrajeo.
1 Bob Doneley (2017).
2 REVIEW ARTICLE The diet of adult psittacids: veterinarian and ethological approaches F. Peron 1 and C. Grosset2.