Cómo cuidar a un loro
En este artículo te vamos a explicar cómo cuidar y mantener adecuadamente a esta especie exótica. Los loros pertenecen a la familia de las psitácidas, de la cual también forman parte los papagayos, amazonas, cotorras, periquitos y agapornis. Siendo del mismo orden de la psitaciformes se hallan las cacatúas, que pertenecen a otra familia.
Existe una gran variedad de loros, habiéndose extinguido alguna de las especies y otras encontrándose en la actualidad amenazada por el tráfico ilegal de estos animales. Sin duda, son una gran compañía y una mascota de lo más original con unas necesidades de manejo y alimentación muy peculiares, como te explicamos anteriormente en esta entrada sobre su dieta. Frecuentemente, muchas de las enfermedades se pueden evitar con un buen asesoramiento y manteniéndolos en unas condiciones óptimas.
Dependiendo de la edad, el origen y la especie, un mismo animal tendrá unos requisitos distintos a otro. El carácter y la fuerte idiosincrasia de los loros, hará que podamos elegir un ejemplar más tranquilo o más activo, dependiendo de nuestras expectativas. Así pues, conociendo bien a la mascota es como le prepararemos un entorno y cuidados más adecuado. Su introducción en el hogar debe ser gradual y darle suficiente tiempo al ave para que se adapte a la nueva ubicación, evitando así el estrés, fuente de múltiples enfermedades, tanto por la bajada de defensas que pueda sufrir, como por las reacciones que pueda desencadenar este estado de alerta permanente.
Los síntomas más comunes son una agresividad manifiesta, se arrancan las plumas, apatía generalizada, escasa ingesta de alimentos, etc. Para tener un loro sano y feliz que nos llene de satisfacción, debemos situarlo al principio en un lugar tranquilo donde pueda ver a los dueños, siendo recomendable que esté elevado, ya que eso le dará confianza. También es importante tener en cuenta la existencia de mascotas en el domicilio, evitando el contacto entre otras aves hasta tener la certeza de que el nuevo inquilino está libre de enfermedades infecciosas y parasitarias.
Una vez que el loro come y duerme con normalidad, sintiendo curiosidad por lo que le rodea en las horas de vigilia, significa que se ha adaptado perfectamente y ya puede pasar al siguiente nivel de relación con él y el resto de miembros de la familia, sean animales o personas, y es probable que empiece a dejarse tocar. Con el tiempo apreciará sus caricias y le gustarán tanto como las golosinas compuestas de frutos secos y en general las semillas con alto contenido en proteína y grasa, que deben administrarse en muy poca cantidad, incluso en ocasiones es mejor no utilizar este recurso. Frutas variadas, verduras y legumbres remojadas pueden ser un buen premio.
No deben faltar en su dieta básica gran variedad de semillas con elevadas cantidades de hidratos de carbono como son la avena, el alpiste, el mijo, etc. Los frutos secos tales como nueces, avellanas y piñones también son de su agrado, pero se deben administrar en poca cantidad y combinar estos alimentos con verduras frescas como el apio, pepino, pimiento, lechugas y la zanahoria, así como frutas de todo tipo, tropicales, estacionales como los higos, la uva, los dátiles, etc. Se debe también administrar legumbres variadas. Hay especies que necesitan tomar alimentos especiales, como los néctares (Loris y similares).
Se puede complementar la dieta con piensos preparados, aunque no son recomendables los preparados a base de vitaminas sin asesoramiento veterinario. También resulta esencial que tengan a mano una rama u otro elemento de venta en tiendas especializadas para que puedan ejercitar el pico y mantenerlo en condiciones óptimas para alimentarse y poderse arreglar el plumaje.
Resaltan en este animales unas bellas plumas de colores vivos y brillantes que los hace realmente llamativos. Asimismo, es curioso como con el tiempo se hacen sociables y la facilidad que tienen para imitar todo tipo de sonidos, incluso los de su voz, llegando a articular palabras enteras, que enlazándolas se podría decir que hablan. í‰ste es un mecanismo adaptativo, puesto que en su entorno natural se confunden en las copas de los árboles y son capaces de imitar sonidos de otros animales como estrategia de defensa. Los loros están muy extendidos a todo lo largo y ancho del hemisferio sur, encontrando especies de todo tipo en húmedas selvas americanas o en desiertos australianos.
Un simpático ejemplar para tener en casa de mascota, muy inteligente y empático con sus dueños, que hará las delicias de mayores y pequeños.